sábado, 4 de agosto de 2012

Nuestro poeta invitado: Raúl Vacas.



Raúl Vacas nació en Salamanca en 1971. Es licenciado en Ciencias de la Información y Diplomado en Educación Social. Ha obtenido los premios de “Letras Jóvenes de Castilla y León” de poesía con las obras Confieso que he fumado (1996), El calor de los labios a solas (1997) y El imán de la muerte (1998), y el Premio de la Academia Castellano-Leonesa de Poesía por el libro Proceso de amor (Mar Adentro, 1999). También ha publicado la plaquette Corte y Confección junto con Isabel Castaño, Al fondo a la derecha (una recopilación de artículos de opinión publicados en Tribuna Universitaria) y los libros Consumir Preferentemente (Anaya, 2003) y Esto y ESO (Edelvives, 2010). Ha realizado tareas de edición, animación y gestión cultural en colaboración con medios de comunicación y revistas literarias. En la actualidad coordina e imparte talleres de escritura creativa especialmente dirigidos a la animación a la lectura y la escritura a los jóvenes en colaboración con bibliotecas e institutos.

Es un honor tenerle con nosotros en este recital.


 *

BORRACHOS, GO HOME
Era de noche y me encontré al poeta. Estaba tiritando
de inédito.
RAFAEL PÉREZ ESTRADA: El ladrón de atardeceres.

Sólo nos queda recoger los abrigos y los cadáveres tristes
y salir de puntillas a la noche.
Después recordaremos nuestros ojos y la electricidad
y tus mejillas tiernas y el ruido de los vasos.

Y porque tú no te vayas me beberé la luna
en dos segundos,
pasearé a tu lado sin hablarte,
rebañaré los bordes de tus labios
y escarbaremos el mar y nuestra ropa.

Sólo nos queda en esta noche una canción de cuna
un calendario roto, una mentira más y veinte duros
para arreglar el mundo antes del lunes.

Sólo nos queda tu tabaco de pipa y un papel,
y un poema en barbecho,
y una guerra en Kosovo,
y una deuda en tu cama,
y una bomba en el pecho,
y una sed repetida
y un sueño sin hinchar.

Pero nada me importa si me quedo contigo,
mirándote nublado,
recorriéndote loco y dactilar,
arrimado a tu blusa y a tus pendientes azules
y a tu vida,
llenándome de ti, llorándote, aprendiéndote,
mojándote,
mientras miramos
el cielo sin brillantina alguna,
mientras contamos balcones
y cigüeñas dormidas
y pistachos.

Sólo nos queda una pared sin estrenar
y una pregunta
y una ambulancia negra por las calles
y una lata de alubias,
y el zumo de naranja de las sirenas.

Pero nada me importa, como antes,
si te llamo despacio, sin sufijos,
si te aprieto la angustia
con el dedo meñique
y te borro los labios con mis besos oscuros.

Y así, después de apalabrar los bares
y caminar torcidos
te llevaré a buscar en la basura,
te llevaré a soñar en los cajeros
y a gritar en las plazas sin farolas
hasta que llueva a plazos.

Sólo nos queda en esta noche un charco sin abrir
y tu portal sin ascensor y sin bombillas
y tus pecas impares
y la guerra de Kosovo
y una deuda en tu cama
y una bomba en el pecho
y una buena disculpa
cuando llegue a mi casa
y te sueñe descalzo.

Pero nada me importa si me dices tu nombre,
si me enseñas tus uñas,
si te quitas la falda,
si te quedas conmigo.

(De Proceso de amor)

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